martes, 26 de julio de 2011

EN LA CARRETERA TUXTLA-SAN CRISTÓBAL


Asalto a mano armada
en un autobús de pasaje

Les despojaron de 250 mil pesos en efectivo y ninguna autoridad ha volteado siquiera a verlos

OSWALDO RODRÍGUEZ

Partieron de la capital a bordo de un autobús al menos 19 pasajeros, entre niños, mujeres y ancianos; su viaje tendría escalas en Comitán, Lagos de Colón hasta llegar a La Mesilla, pero su ruta cambiaría por completo.
El grupo de pequeños comerciantes tendría el peor viaje de su vida. Fueron asaltados a mitad de la noche en el kilómetro 28 de la carretera Tuxtla-San Cristóbal por una banda de hombres armados; el auxilio aparecería tres horas después del reporte y las autoridades hasta ahora siguen sin voltear a verlos.
Indignados, los agraviados platicaron para “El Heraldo de Chiapas” lo ocurrido esa noche del miércoles 20 de julio del presente año:
El autobús de pasajeros ingresó en el carril 4 A de la plaza de cobro Chiapa de Corzo a las 22:37:12 horas, según marca el ticket de cuota; pasaron los primeros kilómetros sin percance; sin embargo, alrededor de las 23:05 horas, en el kilómetro 28, un fuerte sonido se escuchó en el costado de la unidad, le siguió otro ruido intenso que destruyó el cristal del camión.
—¡Son disparos! pensó uno de los pasajeros.
—¡Nos van asaltar! ¿Qué hacemos?— Preguntó al encargado del grupo.
—Échales el carro encima— respondió.
Antes de emprender la maniobra, una camioneta Nissan le cerró el pasó y de la góndola brincaron dos personas armadas; una se dirigió a la ventanilla del chofer y le puso el cañón de una escuadra en la sien; mientras, la otra ingresaba por la puerta del autobús.
—Jálate, cabrón— advirtieron los delincuentes.
El operador del autobús siguió su trayectoria y a los pocos metros fue obligado a desviar su camino hasta ingresar 400 metros dentro de una solitaria vereda; era un lugar oscuro, lejos de la luces de la carretera.
En el lugar, los demás asaltantes descendieron de su camioneta, eran seis en total, todos cubiertos con una tela blanca que únicamente exponía el contorno de sus ojos.
—¿De dónde son?
—De Tuxtla— respondieron casi a unísono.
—¿A dónde van?
—A La Mesilla.
Después del breve cuestionamiento, los delincuentes bajaron a los pasajeros, dos se encargaron de escudriñar el interior; otro par, de revisar a las personas mientras los restantes encañonaban con “cuernos de chivo” a los comerciantes, quienes eran obligados a permanecer hincados y con las manos por detrás de la cabeza.
La revisión era exhaustiva e indignante, al grado de que algunas mujeres fueron registradas por debajo del pantalón hasta tocarle sus genitales.
Los afectados gritaban de miedo y angustia. Por ello, el encargado indicaba a los delincuentes que no les hicieran daño. Otra voz se escuchó en el fondo:
—No sean malos, trabajamos por necesidad— dijo una mujer del grupo.
—Nosotros también robamos por necesidad— contestó el “Chavo”.
El atraco duró más de 40 minutos pero para muchos parecía que el tiempo se había detenido.
El que daba las órdenes, mandó al “Chavo” a desprender con una navaja el estéreo del camión y lo hizo enseguida. Después, fue por las llaves del autobús.
—Ya tienen lo que querían, no nos van a dejar aquí, objetó el conductor.
El que daba las órdenes subió al camión y lo encañonó: “¿Te vas a poner cabronsito?”, le dijo. De inmediato, el camionero entregó las llaves y el delincuente informó a las víctimas que dejaría la llave a la entrada de la vereda pero tenían que esperar media hora para poder ir por ellas. Así lo hicieron.
Los infractores se llevaron consigo alrededor de 250 mil pesos en efectivo y demás pertenencias de los asaltados.

“VALIENTE” AYUDA
Luego de librarse de la vereda, los afectados salieron a pedir ayuda a orilla de la autopista pero nadie respondía; entonces, el encargado caminó otro kilómetro más hasta que observó dos “rayitas” de señal en el celular. Eran alrededor de las 00:20 horas del jueves.
Enseguida, llamó al teléfono de emergencias de la caseta de cobros pero le negaron la ayuda; se comunicó entonces al 066, sin embargo, la operadora expresó que no les competía a ellos, que buscaran otros medios. Lo último que dijo fue que “enviaran a alguien a auxiliar”. Ese “alguien” jamás apareció.
Más de tres horas desamparados, sin que alguna autoridad auxiliara a los recién atracados. Fue hasta las 02:30 horas que una patrulla de la Policía Federal arribó a la zona. Minutos después se sumó al apoyo una unidad de la Policía Estatal de Tránsito.
Los afectados indicaron a los oficiales que sus bolsos se habían quedado en el bus, a 400 metros dentro de la vereda, pero los uniformados tuvieron miedo.
Después de varios minutos, el federal dispersó a los pasajeros en distintos vehículos para que regresaran a Tuxtla, mientras el operador se quedaba en el lugar en espera a la grúa que remolcaría el camión.
En ese momento, las pantallas del transporte público estaban completas, pero en tanto llegó a la caseta para saber el destino de la grúa, habían desaparecido. Los oficiales indicaron que posiblemente fueron los mismos ladrones que regresaron al lugar.
Dieron las 3:00 de la mañana y el grupo se dirigió ante las oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) para interponer la denuncia pero nadie les hizo caso, en cambio, los mandaron a la Fiscalía de Chiapa de Corzo y de ahí a otras instancias.
Va casi una semana, aparte del asalto y del dinero a crédito que tendrán que pagar sin usarlo, los agraviados tienen la desdicha de que las autoridades aún siguen sin voltear a verlos.

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