miércoles, 6 de julio de 2011

CRÓNICA

Parto “vial”

• Nace bebé dentro de un taxi

OSWALDO RODRÍGUEZ
Foto: ULISES LÓPEZ

El primer llanto de su vida lo dio en un lugar inesperado y en el tiempo en que todo se convertiría en una sala de parto improvisada. Su padre fue el “médico”, un taxista el “asistente” y el asiento trasero de la unidad en la camilla de un “hospital ambulante”.
La historia comenzó en la parada de un centro comercial del lado oriente de la ciudad, situado justo frente a la estación de la Policía Municipal. Marcelino Pérez Sántiz, de 34 años de edad, abordó -junto con su esposa- el vehículo de alquiler con el número económico 1449 y marcado con las placas de circulación 85-09-BHD, sin saber que esa unidad sería el cobijo de su hija.
Marcelino había suspendido su oficio de vender dulces en la capital porque a su esposa, Juana López Ruiz, de 28 años, le acrecentaban los dolores de parto. Pidió el viaje al cuarto que renta en la 1ª Oriente entre la 3ª y 4ª avenida Norte, dejó su cajón de madera y subió de nuevo al auto.
— ¿Cuánto me cobra a San Juan Chamula?, preguntó al taxista.
— ¿A Chamula?, cuestionó el chofer y anonadado repuso, — no te va a dar tiempo amigo, mejor los llevo al hospital.
— Por favor, lléveme a mi pueblo, mi hijo ya va a nacer.
César Trujillo, de 44 años, conductor del radiotaxi, convenció a la pareja de ir a un centro médico de Tuxtla para el nacimiento del bebé.
Los gemidos aumentaron y el operador de la unidad pisó el acelerador, manejó en sentido contrario, prendió sus luces y utilizó el claxon como sirena de ambulancia para abrir el paso. Era resguardado por una agente del agrupamiento femenil de Tránsito, quien lo acompañó en la hazaña.
De pronto, a la altura de la 5ª Avenida Norte y 4ª Oriente, el enérgico grito del bebé hizo voltear la cabeza hacia sus pasajeros.
— ¡Ya nació mi hijito!, exclamaba Marcelino, quien tenía los ojos llorosos casi cristalinos y el bebé en sus brazos.
El asiento y su ropa estaban ensangrentados. La madre con poca fuerza, sólo bosquejó una pequeña sonrisa y cruzó un par de palabras en tsotsil a su esposo.
Según sus cálculos, su hijo nacería el 5 de agosto, pero el calendario aminoró el tiempo y nació al medio día del 5 de Julio. Pasó de ser signo Leo a Cáncer.
Cinco minutos después del parto, el taxi se aparcó en el estacionamiento de la Cruz Roja Mexicana. El conductor estaba extasiado. De sus 30 años como taxista nunca su unidad se había convertido en nosocomio ni en sala de parto. Había servido para transportar a mujeres a punto de dar a luz pero llegaban a tiempo. El pasaje número 10 del día rompería los esquemas.
Sabía que hizo lo correcto. Si la pareja decidía regresarse a San Juan Chamula, una comunidad ubicada a 10 kilómetros después de San Cristóbal de Las Casas, el parto podía complicarse.
El asiento trasero de su unidad estaba cubierto de sangre pero no le importaba. “La sangre se quita con el agua, pero esta experiencia jamás se borrará”, expresó el taxista oriundo de San Fernando.

PRIMERIZOS
A Marcelino se le ve preocupado, camina por los pasillos de la Cruz Roja, entra, sale, se reclina en la pared y vuelve caminar con la misma sincronía. El sudor en su rostro aún no ha cesado. No trae “un quinto”, salió de su domicilio sin un peso en el bolsillo y tampoco había contemplado los gastos médicos porque su hijo nacería hasta agosto.
En suma, su salario es muy poco (30 o 40 pesos al día), suspendió su venta, son primerizos y apenas tienen siete meses viviendo en la capital. Sin embargo, la plática con el taxista le sacó una sonrisa, camina erguido e ingresa a la sala de la clínica para ver a su esposa.
Su bebé, es una niña, pesa 3 kilogramos y mide 42 centímetros. Sana y salva. Eso le cambia su semblante; ríe discreto.

— Y ¿quién cortó el cordón umbilical?, le pregunta el médico.
— Nadie. Cayó solito, responde Marcelino.
El galeno suelta una sonrisa y sigue llenando la hoja de registro.

1 comentario:

  1. Relinda crónica hermano! Que historia tan fascinante y conmovedora! No tengas la menor duda que se te seguira leyendo siempre ansioso y expectante!...

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