domingo, 12 de febrero de 2012

DE APARICIONES Y RITOS























EN CHIAPA DE CORZO

“Aparece” supuesta
imagen de una virgen

*Los colonos piensan erigir una capilla

OSWALDO RODRÍGUEZ
FOTO: ULISES LÓPEZ

Un hueco en la corteza de un árbol de aguacate convirtió el “refugio” de alcohólicos en un improvisado centro de adoración católico. Cientos de personas están convencidas de que el agujero situado al pie del árbol tomó la forma de una virgen.
El que sólo distingue una figura alargada y deforme —dicen los mayores— es por falta de fe o son hombres de pecado. Hay varios.
La “imagen” está rodeada de arreglos florales, pétalos rojos, una larga fila de veladoras y frente a ella, un camionsito de metal que sirve para depositar monedas.
A pocos días del presunto hallazgo, el lote baldío, repleto de botellas vacías de licor y basura —ubicado en la Avenida Álvaro Obregón entre las calles José María Morelos y Luis Vidal de Chiapa de Corzo— fue arreglado por el propio “escuadrón de la muerte” para dignificar la “aparición”.

“EXTRAÑA APARICIÓN”
El terreno de 10 por 30 metros, servía antes como posada para alcohólicos en la que dormían y consumían bebidas “entre cuates” hasta que el 12 enero la historia cambió.
Emilio, de aproximadamente 35 años e hijo de la propietaria del lugar, se despertó a media noche por una pesadilla, se acercó al árbol para vomitar y puso la mano sobre éste rompiendo un pedazo de la corteza. La “imagen” apareció.
—Es una virgen— dijo, pero nadie le creyó.
Otro de sus compañeros, Juan Carlos Liévano Arellano, oriundo de cintalapa, narra que a él se le apareció una mujer hermosa, se acercó al árbol y la veladora que Emilio había puesto semanas antes explotó. Los restos moldearon aún más la figura.
—Ni el padre nos creyó— profieren casi en unísono.
Juan Carlos sigue la plática y con cada palabra su aliento a alcohol se impregna aún más en el ambiente. Explica que apenas fue la semana pasada que acudieron con el padre Augusto, párroco de la iglesia de Santo Domingo, para darle a conocer el hecho.
El sacerdote les indicó que llevaran a la iglesia el tronco de la aparición para comprobar su relato. Tras la respuesta del clérigo, el grupo difundió el extraño acontecimiento y la gente comenzó a llegar al sitio.

ÁRBOL VENERADO
La noticia se propagó por los alrededores y llegó hasta oídos del padre Augusto, quien acudió después al terreno. Fijó sus ojos al tronco, musitó un par de plegarias y se arrodilló.
—Es un milagro, dijo.
A partir de entonces, el lugar se ha transformado, para algunos como Angélica Torres Sánchez, de 80 años, “en una prueba de fe” o como Jesús Torres, de 68 “un milagro Divino”.
El terreno baldío, empolvado y hogar efímero para los alcohólicos dejó de ser el páramo de antaño; ahora es un lugar de “culto”, de fiesta y algarabía. Las botellas de licor se cambiaron por cohetes, tambores, pitos y parachicos.
El árbol dejó de ser lo que es para convertirse en veneración.

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